Lo amargo como punto de partida.

Le Point de Depárt - Lille, Francia, 2017.
¿Cómo empezar una buena tarde de me-time?
Con una conversación sobre las diferencias entre veganismo y vegetarianismo que dura lo que dura el ride del Uber de mi casa a este lugar.
- ¿Vienes a almorzar? Me pregunta la hermana melliza del dueño del restaurante.
- No, vine por el postre. - y por un par de respuestas y el norte que se me ha perdido, en mi mente añadí -
Así lo pido; un cappuccino con leche de almendras y una torta de vainilla y arequipe con crumble de frutos rojos. Después de mucho tiempo reemplazo la torta de zanahoria de siempre porque "si quieres resultados diferentes no puedes hacer siempre lo mismo”.
Necesito resultados diferentes, era momento de irme por lo distinto. Vaya, sí me sorprendió.
Entre lo amargo de los frutos rojos y lo empalagoso del arequipe empiezo esta conversación with myself.
Parentesis 1: Perdón si pensaste que esto se trataba de un artículo que te ayudaría a saber cómo tener una increíble tarde de me-time, la verdad es que no lo hará. En estos 3 minutos de lectura - puede que más - quiero contarte cómo empieza este camino que empiezo a recorrer como último recurso para encontrarme a mí misma, donde más tarde que pronto, entre letras, empecé a sentirme tan cómoda, tan yo. Parentesis 2: Antes de seguir leyendo quiero hacerte una advertencia importante: no soy escritora ni comunicadora ni nada parecido. Ser escritora no es una ambición mía. Es mi manera de estar sola. Parafraseo a mi poeta favorito. Así que no esperes en estos escritos la mejor redacción, ortografía y puntuación porque muy probablemente no las tendrán. Parentesis 3: Es muy probable que en esta sección del blog no encuentres listados ni tips sobre cómo debes vivir y qué debes pensar, sentir o hacer. Hace unas semanas me di cuenta cuan odiosos y vanidosos pueden llegar a ser los consejos que no se han pedido, así que resolví intentar dejar de darlos y limitarme a compartir mis reflexiones. Y que eso baste. Parentesis 4: Por qué tantos paréntesis te preguntarás, ¿realmente son necesarios? Sí, lo son. Cumplen con el objetivo de ubicar tus expectativas sobre lo que vas a leer de aquí en adelante, así que si te sigue interesando conocer este camino de reflexión, que entre subidas y bajadas me va enseñando cómo amar y vivir más y mejor, continuemos. Quedamos en que “Entre lo amargo de los frutos rojos y lo empalagoso del arequipe empiezo esta conversación with myself”.
Ya son meses los que mi corazón, mi mente, mi cuerpo y mi alma llevan insistiendo en esta conversación. La vida se nos desliza entre los dedos, como agua, cuando queremos agarrarla. Y creo que eso es justo lo que me pasaba, la vida se me escapaba y parece que hasta ahora empiezo a notarlo. Un día las cosas empiezan a no estar bien, otro día todo está mal pero al menos hay un salvavidas que te ayuda a naufragar y de repente, no sabes cómo ni cuándo, pero todo lo que parecía estar bien, ya no está. Solo estás tú. Sola con tu soledad como diría Marisela. Es entonces, cuando te das cuenta que te has abandonado y que con pequeñas acciones y omisiones te has ido perdiendo a ti misma. Empezaste a ceder para complacer a los demás y sin darte cuenta, te entregaste apasionadamente a actuar el rol que sentías que los demás esperaban de ti. Pasa el tiempo y después de mucho desasosiego, logras escucharte a ti misma y te das cuenta que la adrenalina por interpretar ese papel ya se ha desvanecido y queda la cruda realidad. Esa realidad que no has escogido - o bueno sí, porque has dejado que otros la escogieran por ti -.
Ya no importa mucho lo que ha pasado en el tramo en el que pensabas que te comías el mundo mientras te perdías a ti misma. El punto es que ahora estás aquí, dispuesta a redireccionar la mirada, los esfuerzos y el alma hacia aquello que en un principio buscabas y quizás tenías, pero entre el ruido y el afán de atraparlo, se te escapó de las manos.
Empiezas a escribir. Pensamientos como ires y venires. Sentimientos, sensaciones y porqués se reviven y ves un destello de luz.
Gabriela, no todo tiene tanto drama como al principio lo pintabas - así se sintiera así -. La verdad es que sí, has escuchado poco las señales y hoy sucede lo que en un principio tanto temías. Pero, ¿Qué le vamos a hacer? siempre has sido de las que ve el abismo y acelera, así que here we are.
Te das cuenta de que no estás interpretando un papel distinto al que tú misma has escogido y que después de darle muchas vueltas, volverías a escoger. Te das cuenta de que las cosas en tu vida no son las que tienen que cambiar sino es tu forma de mirarlas lo que debe cambiar. Es verdad que los motivos por los que quisiste aquello que en algún momento soñaste y ahora tienes, dejaron de verse claros pero eso no significa que hayan desaparecido. Ahí siguen estando, simplemente te desconectaste de ellos. Y si… aquello que con tanta pasión y libertad interior hacías como hobby, perdió el encanto cuando lo convertiste en una obligación. Te aferraste a tecnicismos para arropar la incertidumbre y tanto control ahora te sofoca y limita. Quisiste poseer. Subestimaste el empirismo que te trajo hasta donde estas; las corazonadas, las intuiciones, ese “follow your heart”. Empezaste a sentirte constreñida y atrapada en tu realidad y en tu vida cuando perdiste de vista el por qué y las motivaciones iniciales se empolvaron y escondieron entre las motivaciones superficiales, tan amigas de las definiciones de éxito del mundo de hoy.
- ¿Entonces? ¿Qué vas a hacer?, me pregunto.
Pienso unos minutos y me respondo.
- La verdad es que no quiero hacer mucho, lo que necesito es dedicarme a ser. Conectar con mi propósito y con mi por qué. Volver a lo esencial haciendo aquello que es tan propio de mi esencia.
Es así como retomo poco a poco mi afición a escribir sobre aquello que me gusta, me interpela, me hace cuestionar. “Aquello” en esta ocasión, al parecer soy yo misma. La experiencia me ha confirmado que un qué sin un cuándo es un nunca, así que decidí mandarme un autoinvite con recurrencia al último viernes de cada mes. Será un placer encontrarme aquí el próximo mes con un capuchino con leche de almendras y una torta de vainilla y arequipe con crumble de frutos rojos.
Para los curiosos, la historia detrás de la foto:
Una portuguesa detrás del lente de una cámara de rollo, comprada en un mercado barato, captura mi expresión después de haber probado el café más amargo que he probado en toda mi vida. Esto en el bar Le Point de Départ (El punto de partida).
Cinco años después, uso esta misma foto para publicar mi primer artículo exponiendo quizás una de los desencuentros más grandes que he tenido conmigo misma en mucho tiempo.
Moraleja: los momentos más amargos de la vida con frecuencia pueden resultar ser nuestro punto de partida.